UNA CHARLA CON HISTORIA: FABIÁN SINSIG Y EL DESAFÍO DE CONSTRUIR OTRA FORMOSA

 
Hay entrevistas que no se planean, se sienten. No importa si hay luces, cámaras o el reloj corriendo. Cuando el invitado tiene una historia viva en la piel y una mirada clara sobre lo que nos pasa, la conversación fluye con la naturalidad del buen periodismo. Y eso fue exactamente lo que ocurrió en mi programa Somos Formosa con Fabián Sinsig, dirigente gremial, profesor de historia y hoy candidato a diputado provincial por el espacio Confluencia Ciudadana.

Desde el primer saludo supe que no sería una entrevista cualquiera. Lo recibí con un café y con la intención de escucharlo, sin interrumpir ni apurar. Porque cuando alguien viene desde el fondo del pueblo, con años de calle, aula y asambleas, vale la pena dejarlo hablar. 

“Gracias Pablo por la invitación, para mí es un placer y un honor poder compartir hoy con vos, por supuesto, un rico café entre amigos”.
Con esa frase, comenzó un encuentro que se transformó en una charla profunda, íntima y sincera.



Una vida hecha trabajo: del surco al aula
Fabián no necesitó discursos preparados para emocionar. Habló desde lo vivido, desde su infancia humilde en Villafañe y sus primeros años en el Barrio Circuito 5. Compartió cómo fue ser carpidor, cosechero de algodón, lustrabotas, vendedor de diarios y albañil. Todo antes de transformarse en docente, sindicalista y referente político.
“Yo me acuerdo que nosotros teníamos la pelota de media y los autitos de madera que hacíamos nosotros. Pero en medio de esa pobreza, éramos tan felices”.
“Las personas más humildes, las que tenían menos, eran las que más me invitaban un café cuando lustraba zapatos. Eso me marcó para siempre”.
Con cada anécdota, Fabián no solo narraba su historia, sino la de miles de formoseños y formoseñas que trabajan desde muy temprano para sobrevivir con dignidad.

Educación, derechos y memoria activa

Como docente de historia, Sinsig reflexiona desde un lugar crítico pero esperanzado. Habló con claridad sobre la falta de cumplimiento de los estatutos laborales, la precarización de muchos trabajadores estatales, y la injusticia de que hoy un docente con 25 años de antigüedad gane lo mismo que uno que recién comienza.
“Hoy no se quieren jubilar, porque no hay un reconocimiento digno. El Estado no respeta ni sus propias leyes”.
Denunció con firmeza que, aunque la Constitución Provincial de 2003 prevé paritarias estatales, estas nunca fueron reglamentadas.
“Antes de reformar la Constitución, cumplamos la que tenemos. Hay artículos vigentes que jamás se aplicaron. ¿Qué garantía tenemos de que la nueva no sea otra vez letra muerta?”.
No habló desde el enojo, sino desde la convicción. Su mirada crítica apunta a construir, no a destruir.


Una propuesta de cambio desde abajo
Fabián encabeza la lista de diputados provinciales de Confluencia Ciudadana, un frente plural compuesto por Unidad Popular, Libres del Sur, sectores radicales y referentes independientes. Su propuesta se apoya en tres pilares: producción y trabajo, educación de calidad y participación ciudadana real.
“No alcanza con votar cada dos o cuatro años. Necesitamos mecanismos de participación ciudadana que influyan realmente en las decisiones del gobierno”.
Habló también de un shock distributivo como parte de su propuesta: aumento de sueldos, recategorización de trabajadores, regularización de contratados y reactivación económica desde abajo.
“El Estado tiene dinero. Lo que falta es decisión política para invertir en quienes sostienen la provincia todos los días con su esfuerzo”.


Política con memoria, futuro con raíces

Uno de los momentos más fuertes de la charla fue su análisis institucional. Recordó que organismos como la Fiscalía de Investigación Administrativa o el Consejo Económico y Social aún no existen en la práctica, aunque están en la Constitución.
Y lo dijo con serenidad, sin eufemismos ni estridencias. Como alguien que conoce el sistema desde adentro, pero no lo acepta como destino inamovible.

Con aroma a café y a futuro
Al terminar la entrevista, lo sentí. Había sido mucho más que una nota. Fue una conversación necesaria entre dos formoseños que creen en la palabra, en la memoria y en la posibilidad de construir otra política. Me fui con la sensación de haber conocido un poco más al ser humano detrás del candidato, y sobre todo, al trabajador detrás del dirigente.


Porque en este espacio no vengo a juzgar si alguien es un buen funcionario, un gran político o una persona ejemplar. No me interesa etiquetar. Me interesa escuchar. Sentarnos con un café de por medio y dar lugar a la historia personal de quienes hoy están en la arena política de Formosa. Conocer su origen, su formación, sus miedos, sus aciertos y sus ideas.

Este no es un ring. Es una charla periodística con ganas de conocer al otro. No es un tribunal. Es un puente. Una vidriera para ver el lado más humano de aquellas personas que decidieron, con vocación y coraje, hacer política.